viernes, 13 de enero de 2012

Realities para novias

De tierras americanas nos llega de todo a nuestra televisión. Y creo que no llegan ni un cuarto de los realities que hacen por allí. Una semana pasé en Chicago, e increiblemente tuve tiempo para engancharme a un reality. Se llamaba The Big Loser, y era de gente obesa, pero no rellenita, no, gente de esa que tiene auténticos problemas para sentarse en un solo asiento del metro o de un avión. Y tienen un tiempo límite para perder peso. Evidentemente, gana el que más peso pierde. Pero ahora el tema que me ocupa es el de las bodas, y en Divinity he podido ver 2 formatos sorprendentes:
  • Seguro que habéis visto anuncios de novias probándose vestidos y con lágrimas en los ojos decir:
Sí, es mi vestido!!!
Sólo aclarar que a mí eso no me pasó. De hecho me generó más dudas aun, porque yo soy bastante llorona, y... no lloré. Ni pizca. De hecho lloré al llegar a casa y pensar que quizá no sentía lo que tenía que sentir, y que si me equivocaba no habría vuelta atrás. Bueno, pues en este programa he visto madres que presionan a sus hijas para que elijan un vestido Más Sexi!!!! Yo la verdad es que aluciné. O amigas que hacen una colecta para pagar la parte que le falta a la novia para poder comprar el vestido de sus sueños. Aparte del trauma que me creó en eso del llorar o no llorar, lo que desde luego aprendí es que hay que ir de menos a más. Es decir, empezar por las tiendas más sencillas, como outlets o similar, y si ahí no encuentras nada, entonces ir a tiendas mejores. Salvo que tu presupuesto no sea tan justo como el mío, claro. El caso es que como te pruebes algo bueno de verdad, serás capaz de pedir una orden de alejamiento contra los outlets.
  • Novias a dieta. Este creo que está todavía en antena. Son novias que a 6 u 8 semanas como mucho de la boda se dan cuenta de que el vestido les hace parecer una morcillita. Blanca, eso sí, pero una morcillita.
Así que una nutricionista y un preparador físico le ponen las pilas. El entrenador la hace correr de acá para allá, subir montañas, sentadillas, etc. Todo enfocado a perder esas chichillas de más que les sobresalen en el pecho, la espalda o las caderas. La nutricionista, por su parte, le hace apuntar durante una semana en un cuadernillo todo aquello que coma. Después de esto va a su casa y tira a la basura todo aquello que considera perjudicial. A más de una le dejan la cocina vacía. La pesan, la miden, y van anotando sus progresos. Y es increíble pero ves el antes y el después y en tan poco tiempo, el vestido les queda completamente diferente. Por favor, pongan un entrenador y un nutricionista en mi vida!!!

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